Tu voz seduce mi sangre, el coro es un lamento
al compás de un jazz latino que rompe la meditación,
la trompeta es aire que estalla
granadas como gorriones en vuelo, bayonetas que agujeran la piel,
niños muertos como moscas en el patio
tus melodías se alzan, carpas, fiestas, templos de un circo que agudiza
los nervios de la piel encrispados
Lilith y Eva son una
Adán y la víbora son hermanos
arenoso lenguaje que asecha
nómadas del instante, alambres y pergaminos sangrientos
páginas de polvo
la risa de niños carbonizada suspendida en las corrientes negras del viento
Regreso a tu voz errante, a tu lenguaje judio,
regreso con dos ceniceros que recogen los dias que mueren como un cigarro entre los labios de tu danevén moderno
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