miércoles, 14 de octubre de 2009

Grito

No olvidare tus pechos indigenas
tu rostro de piedra sufrida
tu nino en brazo, en cuya frente se entierra una bala tres dias despues,
corres por la selva despojada,
huyendo desnuda de tu casa hecha una catedral de fuego, luminosa y vital,
sobre sus escombros los paramilitares celebran sacrificios humanos,
huyes del hambre y del racismo neoliberal,
para que un cacique mas
firme un nuevo tratado con tu sangre.

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