2. los árboles también se aman por sus silencios.
3. y aún extasiada, tus caderas sembradas sobre el árbol de agua sin flores, pero con la envergadura perenne que amaste, te inclinaste dócilmente sobre el sueño profundo y espiral.
4. hay huellas silenciosas y blancas, olores fríos, ramas que son letras y cuyas copas son intangibles pero se mueven en el pecho como serpientes amorosas lejos de las miradas de los demás.
5. con la yema de los dedos que hundiste entre tus muslos dibujaste un alce bebiendo de la gruta de un manantial.
6. te llamo cuervo de plumaje índigo, voz transparente que emana del pecho, escritura al filo del precipicio, flor de piedra y luz que aún palpita en la boca ósea del cráneo.
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